viernes, 4 de abril de 2014

Y AHORA COMO EMPRENDO




En verdad ser emprendedor es toda una travesía, un camino de crecimiento personal que nos lleva a enfrentar nuestros propios paradigmas, aquellos límites con los que fuimos creados y formados durante nuestra niñez y adolescencia.  Las bases de nuestras estructuras mentales y la raíz de todo NO PUEDO ¡¡¡


Estos paradigmas o limitaciones han sido por mucho tiempo parte de nuestro sistema educativo, sistema que se instauró a fines del siglo XVIII en Europa cuando se creó el concepto de educación pública, gratuita y obligatoria, cuyo objetivo era formar un pueblo dócil y obediente.  En el corto tiempo empezó el crecimiento de la economía industrial y el concepto escuela fue la respuesta a la necesidad de trabajadores, que permitió obtener como producto final una mano de obra de acuerdo a las necesidades. El Proceso se formalizó e institucionalizó en el tiempo, volviéndose al final una fuente de empleados.                                   
                                   

Todo ello llevó al proceso educativo a volverse un sistema que premia al que mejor sigue las reglas, definiendo así a una persona EXITOSA como:  El mejor empleado de la empresa.

Si a ello le sumamos que una de las necesidades del ser humano es la aceptación, convirtieron la felicitación en la recompensa por labores bien hechas y generaron un miedo hacia la desaprobación de no seguir las reglas.  El desequilibrio de este sistema de recompensas llevó a la persona a ocultar o esconder el error, evitando el cuestionamiento y el verdadero aprendizaje. 

Ahora seamos sinceros, parte de aprender se basa en la repetición continua de los pasos en el tiempo, el problema se da cuando no cuestionamos la forma y ello parte simplemente de tener un equilibrio entre lo que debo y quiero hacer, para ello es importante que tomemos responsabilidad de nuestro proceso de aprendizaje. 

Sin querer nos volvimos una pieza dentro del proceso, que repite de manera exacta lo que un profesor dice, que luego nos toma un examen para verificar que repetimos al pie de la letra lo explicado, profesor que el luego cambia al papel del jefe, quien nos evalúa para ver si hicimos lo correcto con respecto a las reglas dadas.

                         
      



Hoy en día como producto de este sistema, tenemos personas pasivas, que espera que un jefe les diga que hacer, evitando sobremanera proponer o realizar modificaciones para evitar correr el riesgo de equivocarse.  Personas que le temen al cambio, viendo éste como un problema más que una oportunidad.                         

En resumen el proceso educativo hoy en día todavía no ha evolucionado al nivel de las necesidades actuales de las empresas:  ser capaces de tomar decisiones, asumir responsabilidades, ser creativo y originales, cuestionar, buscar opciones, encontrar el error y aprender de él para no volver cometerlo.  Hemos sido formados por una educación que nos ha limitado a través del miedo y el castigo, dejándonos la tarea de descubrir nuestros talentos, habilidades y desarrollar el potencial que tiene todo ser humano, esa misión y propósito con el que venimos cada uno de nosotros y que sólo nosotros atreviéndonos a cuestionar nuestras propias reglas y barreras podremos descubrir para qué realmente somos buenos, ganando dinero con ello y contribuyendo a que éste sea un mejor lugar para vivir.