Los emprendedores somos personas
visionarias que creemos posible romper los conceptos tradicionales del mercado
y que normalmente nos vemos expuestos a un alto nivel de incertidumbre, especialmente
durante el proceso en el que transformamos nuestra idea en un producto o
servicio viable tanto para el mercado como para nosotros.
Esta incertidumbre se refuerza
primordialmente por dos temas, primero la falta de experiencia para desarrollar
una idea de negocio y segundo el constante cambio en el que se encuentra el
mundo. Hoy todos los días se generan
nuevos productos y muchos de ellos pierden vigencia en muy poco tiempo por lo
rápido que se renuevan los gustos, los conceptos y el avance tecnológico. Toda esta vorágine de cambios, como
emprendedores, nos lleva muchas veces a vivir de manera reactiva resolviendo
problemas, en vez de ejecutar un plan de acción.
Pero ¿Qué sería de nosotros sin
el cambio?, sin ese sentido de crisis que nos genera esa cuota de estrés que
nos desgasta tanto, pero que a la par nos lleva a transitar por un proceso
donde nuestra creatividad se agudiza y la verdadera transformación del
emprendedor inicia.
Esta zona compleja y cambiante es
el verdadero filtro que utiliza el mercado, para realmente hacernos saber si
estamos preparados para seguir adelante, travesía que con lleva también un alto
nivel de exigencia, trabajo y creatividad.
Hasta el momento por lo comentado
el proceso no es sencillo, pero en verdad se facilita si tienes claro que debes
trabajar sobre de tres premisas claves para prever cualquier crisis: Anticipa + Adáptate + Actúa. Estas tres acciones son la base sobre la cual
se desarrolla una estrategia, cuyo objetivo será tomar decisiones ante los
cambios de tu entorno y tus competidores.
Lo importante que debes tener en
cuenta es simplificar la realidad para poder manejarla y mejorarla para ello es
básico un análisis objetivo y lógico de la situación, tomando conciencia del
objetivo o propósito que se deseas alcanzar.
Además ten en cuenta que el eje
fundamental de una estrategia es el cambio, lo que hace que el cuestionamiento
sea obligatorio, y esto a su vez hace imprescindible que seas flexible, permitiéndote de esta forma
abandonar viejos conceptos, para así prepararte para una nueva realidad, que te
llevará a reinventarte en la búsqueda de
los anhelados objetivos.
Recuerda, los problemas y
situaciones sólo están ahí para ver de qué estás hecho, aplica todo lo que has
aprendido hasta el momento y si todavía se te complica ver el camino,
capacítate o busca orientación para que tomes la mejor decisión, nadie lo sabe
absolutamente todo.
Así que aclara tu objetivo y pon
manos a la obra.