Esto implica involucrarse en los procesos y tomar realmente conciencia de qué pasa dentro de nuestras organizaciones a profundidad, lo que claramente va mas allá de las reglas y procesos establecidos. Ahora para facilitar aún mas la tarea, deberíamos recordar algunas prácticas que en el ascenso muchos líderes olvidaron, por ejemplo dejar de lado escuchar y de ser asertivos sin valorar la importancia del qué piensa o mejor aún qué siente el otro ante nuestras decisiones, escuchando a medias porque nos hemos acostumbrado a creer que somos los bendecidos por la razón.
Lo bueno dentro de todo es que aquello que alguna vez se aprendió puede ser recordado, pero eso sí, es necesario hacer una toma de conciencia de la situación y volver a entrenar en estas habilidades que son tan necesarias en cualquier persona y mas que todo en aquellos que somos o deseamos ser verdaderos líderes.
En resumen creo que no hay
mejor entrenamiento para un seguidor, que hacerlo sentir que su líder no
solamente habla, sino también escucha y hace, a pesar de todo lo que sabe,
demostrando que es uno más en el equipo, capaz de involucrarse y hasta ponerse
en acción con el fin de buscar soluciones para el bien común.
El filósofo Hugo Landolfi
define al liderazgo como: “el ejercicio manifestativo de las actualizaciones y
perfeccionamientos de un ser humano, denominado líder, quien por su acción se
coloca al servicio del logro, a través de una misión,
de uno o varios objetivos propuestos por una visión.
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